sábado, 17 de mayo de 2014

La Bella durmiente también ronca

Autora: Patricia Suárez

La Bella Durmiente también ronca

Personajes:
  • Príncipe
  • Las hadas Fauna y Flora
  • La Bella Durmiente
  • Un Grillo
  • Una Araña
  • Una Perdiz Enfrascada
(Una habitación en penumbras. El Príncipe se choca con el hada Fauna.)
PRÍNCIPE: Perdón, señora.
FAUNA: Señorita.
PRÍNCIPE: No, no. Yo soy un Príncipe.
FAUNA: ¿Alguien le preguntó algo?
PRÍNCIPE: No, disculpe, es que yo...
FAUNA: Ni siquiera por la edad le permito que me diga señora.
PRÍNCIPE: No, si la edad no se le nota.
FAUNA: Uso una pócima antiedad de uso nocturno. Es efectiva.
PRÍNCIPE: Es que en la oscuridad yo no veo casi nada, por eso le digo. Si era usted una señora o un elefante patito me da lo mismo.
FAUNA: Qué galante, joven.
PRÍNCIPE: Su Majestad, dígame mejor.
FAUNA: No, yo no le digo nada. Después que me llamó elefante patito yo no le digo ni hola.
PRÍNCIPE: Es que estoy muy confundido, esta oscuridad...
FAUNA: ¡Qué fácil que es echarle a la oscuridad la culpa de todo!
PRÍNCIPE: Ando en busca de la Bella... ¿cómo era? (Se mira la palma de la mano.) Es que me lo anoté acá y no leo... ¿No tendrá un fósforo para alumbrarme?
FAUNA: No fumo, joven.
PRÍNCIPE: Su Majestad tiene que decirme. O Príncipe.
FAUNA: No, si ya le dije que yo decir a usted no le digo nada. (Fauna ve a Flora.) ¡Querida, querida! (Al Príncipe.) Ahí está mi hermana. ¿Por qué no le pregunta a ella? ¡Flora, preciosa! No oye bien, la pobre. Ayúdeme a llamarla.
PRÍNCIPE: ¿Yo?
FAUNA: No, el elefante patito.
PRÍNCIPE: Ah.
FAUNA: Vamos, no sea flojo, grite Flora. A la una, a las dos, a las tres: (gritan) ¡Flora!
FlORA: Sí. Parece que me llaman. Oh, dioses del Cielo, que me interrogáis, aquí está vuestra fiel súbdita...
FAUNA: Aquí, aquí, Flora. No somos los dioses del Cielo.
FLORA: (Ajustándose las gafas.) ¿Ah, no? Ah... sois vosotros, duendes del subsuelo...
FAUNA: Esas gafas ya no te sirven; tenés que ir al oculista a que te recete unas nuevas, Flora. (Larga pausa) Flora. ¡ Flora! ¿Podés atenderme y dejar de hablarle al aire?
FLORA: ¿Sois los espíritus aéreos acaso quienes...?
FAUNA: (Al Príncipe.) Cuando se pone así, le juro... Hágame un favor, querido. Vaya y háblele usted a ver si le hace caso.
PRÍNCIPE: ¿A mí?
FAUNA: ¡No, al elefante patito!
PRÍNCIPE: Señora Flora, acá su hermana...
FAUNA: ¡Señorita, llámela!
PRÍNCIPE: Señorita Flora, acá su hermana la señorita... uf, la señorita... ¿cómo se llama usted?
FAUNA: Fauna.
PRÍNCIPE: Fauna...
FLORA: (Al aire, desconcertada.) ¿Sí, Fauna?
FAUNA: ¡Al fin, querida! Hace como una hora que te estoy hablando. Necesito que me digas bien la dirección de la Clínica de Varitas Mágicas porque ésta que tengo ¿ves? (La sacude.), no anda nada bien.
(De pronto, un grillo se transforma en mayordomo y se inclina reverente.)
GRILLO: A su servicio, venerable hada...
FAUNA: ¡Pero qué hice!
GRILLO: Anciana venerable...
FAUNA: ¡Pero si uso una pócima antiarrugas! ¡Qué mala costumbre tienen estos bichos de llamarme vieja! ¡Ahora lo electrocuto a éste!
(Fauna sacude la varita con frenesí; una araña se convierte en una directora de colegio.)
ARAÑA: ¡Formen fila, vamos, formen fila! Insecto Gómez escupa el chicle. Tomen distancia. Insecto Moreno deje de hablar con el compañero. ¡Al frente, a la red! ¿Qué hay de gracioso Insecto Cavalcanti que habla con Insecto María Luisa? ¿Por qué no nos lo cuenta así nos reímos todos?
FAUNA: ¡Hoy no pego una!
ARAÑA: (Mirando en torno.) ¿Dónde...? Oh... (A Fauna.) Abuelita... ¿puede indicarme adonde estoy...?
FAUNA: Te hablan, Flora.
ARAÑA: No, a usted, abuelita. ¿Me podría decir...?
FAUNA: (Frenética.) ¡Yo no soy su abuelita! ¡Yo no soy la abuelita de nadie! ¡Uso una pócima nocturna antiarrugas!
ARAÑA: ¡Un grillo! ¿Qué hace acá, Robertino Menéndez?
GRILLO: ¿Me-me ha-ha-habla a mí, se-señorita Directora?
ARAÑA: ¿Qué le pasa? ¿Está de franco? Yo no le di franco a ningún preceptor, así que me gustaría que me explique qué cosa hace un grillo...
GRILLO: Yo... yopo... yo justo... justotopo...
ARAÑA: ¡Un grillo excita mis colmillos!
(La Araña comienza a perseguir al Grillo a las corridas. Salen de escena.)
FAUNA: Flora, acá el joven pregunta dónde está Bella.
FLORA: (Siempre distraída.) ¿Dónde está quién?
FAUNA: ¿En qué dormitorio está echada Bella, pregunta el joven?
PRÍNCIPE: Su Majestad.
FLORA: Gracias, qué amable. Pero yo soy hada rasa nomás.
PRÍNCIPE: Yo soy Su Majestad.
FLORA: Ay, qué lindo cumplido. Pero no, mío usted no es nada.
PRÍNCIPE: Pasa que yo vengo en misión oficial, en busca de esposa. Y justo me dijeron que la Bella Durmiente estaba aquí esperando al príncipe que la despertara con un beso... y como a mí lo de los besos se me da muy bien... Tuve una experiencia con Blancanieves que...
FAUNA: (Capciosa.) No la conocemos.
FLORA: No. No la conocemos.
PRÍNCIPE: Y entonces en cuanto Bella despertara, nos casaríamos, y seríamos felices y comeríamos perdices.
FAUNA: ¡Qué muchacho más seguro de sí mismo!
PRÍNCIPE: Su...
FLORA: Ay, perdices, perdices, cómo me gustan. ¿Las trajo a las perdices?
PRÍNCIPE: Sí, las dejé en el carruaje.
FLORA: ¡Hace tanto que no como una en escabeche! ¿No tiene alguna perdiz enfrascada?
PRÍNCIPE: No sé, creo... Después le mando una, si usted quiere. Pero mientras tanto, ¿no me podría indicar en dónde duerme la Bella?
FLORA: (Mística.) Tiene que seguir el sonido... ¿Oye?
PRÍNCIPE: ¿Qué?
FLORA: El sonido...
PRÍNCIPE: ¿El sonido del amor?
FAUNA: Es un decir...
FLORA: Qué rico chico, ¿no? Sí, digamos que es el sonido del amor, sí.
PRÍNCIPE: (Esforzándose.) Sí, algo oigo... ¿Es como un latido?
FLORA: Un tamborcito...
FAUNA: ¡Un timbalazo!
PRÍNCIPE: ¿Tocaba la batería cuando estaba despierta, la Bella?
FAUNA: La toca dormida.
PRÍNCIPE: (Asombrado.) ¿Es percusionista?
FLORA: Roncadora.
PRÍNCIPE: ¿Roncadora?
FLORA: Un instrumento nuevo...
PRÍNCIPE: Qué raro. Nunca oí hablar de él.
FLORA: Pase por allí querido mi majestad...
(El Príncipe entra a un dormitorio, en el centro hay una cama en la que duerme y ronca la Bella. Se acerca a ella en puntas de pie y la besa. La Bella se da vuelta y sigue durmiendo y roncando para el otro lado. El Príncipe se acomoda en un costado y repite el beso. La Bella no se inmuta, se tapa la cara con la sábana. El Príncipe la destapa, la besa. La Bella, siempre dormida, se tapa la cara con la almohada. El Príncipe y la Bella forcejean con la almohada. Finalmente, el Príncipe logra quitársela y la besa. La Bella despierta y grita.)
BELLA DURMIENTE: ¡Pero será posible que ya no se pueda dormir tranquila en esta casa!
PRÍNCIPE: Lamento interrumpir su real sueño... Vengo desde un reino lejano, soy hijo del Rey Perico de las Alcachofas Verdes y vengo en busca del amor...
BELLA DURMIENTE: ¿De qué? No sé... Creo que lo dejé arriba de la cómoda.
PRÍNCIPE: He venido a pedirte que te cases conmigo.
BELLA DURMIENTE: ¡Guardaespaldas! ¡Guardaespaldas! ¿Cómo es posible que siempre dejen entrar a estos sinvergüenzas a mi Palacio?
PRÍNCIPE: He venido a ti, Bella, debido a tu gran fama como hilandera y tejedora. Vivo en en un Reino donde es invierno todo el año, y necesitamos una reina que nos teja bufandas, pulóveres, mantas, manoplas, y escarpines.
BELLA DURMIENTE: ¿Tejer?
PRÍNCIPE: Es fama que tejes en punto santa clara, arroz, jacquot, con dos agujas y crochet.
BELLA DURMIENTE: ¡Guardaespaldas!
PRÍNCIPE: Bella... abajo nos esperan las perdices.
BELLA DURMIENTE: ¿Qué? ¿Quieren una bufanda de lana, también?
PRÍNCIPE: Quieren que seamos felices.
BELLA DURMIENTE: Mira, Príncipe, a mí me importa muy poco lo que deseen tus perdices.
PRÍNCIPE: ¿Por qué? Sólo anhelan nuestra felicidad. Lo mismo que mi reino. Allá todos los pastores han esquilado sus rebaños y amontonado kilos y kilos de lana para tus tejidos...
BELLA DURMIENTE: Príncipe, me has confundido con Cenicienta. Ella es la que hace todo el trabajo de la casa.
PRÍNCIPE: ¿Con quién?
BELLA DURMIENTE: Cenicienta.
PRÍNCIPE: A mí me dijo Blancanieves...
BELLA DURMIENTE: Es que la gente siempre indica mal... Además no hay que fiarse de Blancanieves. A ella desde que le pasó lo de la manzana le quedó muy mal sabor de boca.
PRÍNCIPE: ¡Ni que lo digas! ¡Yo la besé!
BELLA DURMIENTE: (Celosa.) ¡Has besado a Blancanieves también! ¡No tienes dignidad! ¡Fuera de mi vista! ¡Tú no eres un Príncipe! ¡Eres una sopapa! ¡Fuera, fuera! ¡Guardaespaldas!
PRÍNCIPE: Bella Durmiente, no me eches... Tú eres...
BELLA DURMIENTE: ¡A volar!
PRÍNCIPE: ¿Qué haré con las perdices?
BELLA DURMIENTE: ¡Fuera de mi vista ya mismo!
PRÍNCIPE: Dime al menos cómo encontrar a Cenicienta.
BELLA DURMIENTE: ¡Vete!
PRÍNCIPE: ¡Bella! ¡Bella!
(Entra una Perdiz Enfrascada. Toma al Príncipe del brazo y lo saca del dormitorio.)
PERDIZ: Príncipe mío, no pierdas la dignidad. No le ruegues a esta engreída. Nosotras te ayudaremos a encontrar a Cenicienta.
PRÍNCIPE: ¿Y cómo harán para hallar a Cenicienta?
PERDIZ: Bueno, nosotras tenemos el sentido de orientación de las aves migratorias.
PRÍNCIPE: Si las perdices no migran...
PERDIZ: Antes no migrábamos. Pero ahora gracias a la empresa de enlatados "Qué sabor, mamita" viajamos por los supermercados de todo el mundo...
PRÍNCIPE: Es que yo...
PERDIZ: Vamos, Príncipe, vamos.
(Salen ambos. Apagón.)
Fuente: http://www.imaginaria.com.ar/15/1/suarez.htm





No hay comentarios.:

Publicar un comentario